lunes, 11 de agosto de 2014

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  El escuchar como iba entrando el humo dentro de si tras cada calada y aquel grillo incallable le recordaba que estaba sola .
El mirar al cielo y ver tantas estrellas le recordaba que era pequeñísima.
El sentir ese dolor en el pecho le recordaba que estaba herida de amor.
El escupir tanto odio por cada poro de su morena piel le recordaba que estaba dolida, a demás bastante.

Sola, insignificante, herida, muy dolorida y lo peor de todo aun viva.