sábado, 1 de marzo de 2014

Murder.





 Ayer mismo hablé con ella y ahora está muerta- le dijo la razón al corazón. -Una muerte inminente que no pude parar -respondió.

Fue un asesinato premeditado.
Los ojos derramando ríos de lágrimas por partida doble, la ilusión ahora estaba muerta y sin posibilidad de resucitar, el asesino suelto sabiendo de antemano que nadie hará justicia.

Ni si quiera quedó el consuelo de que ahora está en un lugar mejor.

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